jueves, 30 de mayo de 2013

LA ESCUELA PÚBLICA EN EL SIGLO XXI



LA ESCUELA PÚBLICA EN EL SIGLO XXI


En el siglo XXI la sociedad en su conjunto se plantea el reto a través de la Escuela Pública de lograr una educación de calidad para todos,  lo que implica una concepción en la que, según el Dr. Jorge Fiallo Rodríguez del Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño (IPLAC) de Cuba, la educación se constituya en un proceso social, organizado y dirigido a partir de entender la sociedad en su conjunto como una sociedad educadora en su esencia, de manera tal que prepare a los estudiantes para vivir en la llamada “Sociedad del Conocimiento”, sociedad  donde el proceso de globalización, en todas las esferas (económica, cultural, educativa, etc.) inexorablemente cada día nos penetra más y la escuela tiene que preparar a sus estudiantes para analizar críticamente los mensajes que son recibidos, para vivir en una sociedad donde los avances científico tecnológicos son tan vertiginosos que ya existen tecnologías que al cabo de los 18 meses de salidas al mercado se tornan caducas.
El cubano José Martí, señalaba: “...Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido, es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente hasta el día en que vive; es ponerlo a nivel de su tiempo para que flote sobre él  y no dejarlo debajo de su tiempo con lo que no podría salir a flote; es preparar al hombre para la vida”.
Este gran propósito, exige una educación de calidad de acuerdo a los nuevos retos que nos impone la sociedad contemporánea, donde el proceso de enseñanza aprendizaje que se desarrolle en las escuelas, debe convertir al estudiante en sujeto de su propio aprendizaje y permita el desarrollo de cada individuo con la ayuda de los otros y siempre dentro de la colectividad, de manera que en la socialización del conocimiento el estudiante desarrolle su individualidad, su personalidad, como señala el Dr. Fiallo Rodríguez.
Es urgente un cambio de actitud en nosotros los maestros; los estudiantes no pueden seguir siendo considerados como meros recipientes de conocimientos que les transmiten los docentes. Tenemos que erradicar esa actitud y ese hábito pedagógico, tenemos que ir a la verdadera acción pedagógica donde utilicemos la Didáctica como la ciencia que nos guía el proceso, pero desde una perspectiva desarrolladora, donde nuestros estudiantes se sientan protagonistas de ese proceso, donde se enseñe a nuestros alumnos a aprender a aprender, donde los formemos con un pensamiento reflexivo, analítico, crítico y creador, para que puedan verdaderamente lograr un mundo mejor que, sí es posible.

Por tanto considero, que los docentes tenemos el deber de conocer desde la teoría dialéctico materialista del conocimiento,  cuál es el camino dialéctico de la verdad, del conocimiento de la realidad objetiva. Ante esta situación, en cada acto didáctico que desarrollemos, debemos lograr que nuestros estudiantes partan de la observación de la realidad objetiva, entiéndase que dependerá esa observación del nivel en que trabajemos, pero en esencia el estudiante tendrá que ver la utilidad de lo que estudia, tiene que partir de esa contemplación viva, para luego mediante todos los procesos sensitivos y racionales, elevarse al pensamiento abstracto, es decir a la fundamentación teórica del contenido de aprendizaje, para una vez que se ha  realizado abstracciones y generalizaciones, volver nuevamente a la práctica, lo que le permitirá conocer si es capaz de aplicar lo conocido a nuevos hechos.      
Para lograr lo anteriormente planteado en nuestros estudiantes, nosotros los docentes debemos prepararnos con ahínco y responsabilidad, no es posible reflejar lo que no se conoce, recordemos que el conocimiento es el reflejo en el cerebro del hombre de la realidad objetiva y la sociedad deposita la mayor responsabilidad en la educación de las jóvenes generaciones, en lo que hacemos en las escuelas, por tanto tenemos que estudiar, ser autodidactas permanentes, tenemos que ser investigadores de nuestro propio proceso. Nuestras escuelas tienen que ser para nosotros verdaderos laboratorios donde llevemos a la práctica las mejores experiencias en el campo de la Pedagogía y de la Didáctica.





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